GRAMATICA DEL LATIN


Gramática

[editar]La pérdida de la declinación del sistema nominal

Latín clásico
Nominativo:rosa
Genitivo:rosae
Dativo:rosae
Acusativo:rosam
Ablativo:rosā
Latín vulgar
Nominativo:rosa
Genitivo:rose
Dativo:rose
Acusativo:rosa
Ablativo:rosa
Los cambios fónicos que estaban ocurriendo en el latín vulgar dificultaban la preservación de la declinación nominal propia del latín clásico. Al principio se produjo una disminución del número de formas diferenciadas según caso, pasando el número de casos de 5 a 3 (nominativo, acusativo-ablativo, genitivo-dativo). Finalmente, la mayoría de lenguas romances prescidió completamente de las declinaciones latinas. Como consecuencia de la poca sustentabilidad del sistema de casos nominales tras estos cambios fonéticos, el latín vulgar pasó a ser una lengua flexiva con más formas analíticas que sintéticas, en la que el orden de las palabras es, en varios casos, un elemento necesario para la coherencia sintáctica oracional. Véase la tabla para observar el cambio que supuso la pérdida de la /m/ final, la pérdida de la extensión vocálica y el cambio sonoro del AE /ae/ al E /e/ en la primera declinación.
Cambios similares ocurrieron en las demás declinaciones. Como consecuencia, con excepción del francés antiguo, que retuvo durante algún tiempo la distinción entre los casosnominativo y oblicuo (llamada cas-sujet/cas-régime), del rumano, que hoy en día cuenta con los mismos casos que el latín vulgar, teniendo una forma para genitivo-dativo y otra para el resto y de algunas variedades de retorrománico conservaron vestigios del caso hasta el siglo XVIII al menos.
La distinción se marcó de dos formas en las lenguas romances. Al norte y al oeste de la línea La Spezia-Rímini, que recorre el norte de Italia, el singular normalmente se diferenció del plural mediante el sufijo -s, que ya aparecía en los antiguos plurales acusativos tanto en masculino como en femenino de todas las declinaciones. Al sur y al este de la línea La Spezia–Rimini, la distinción se hizo mediante el cambio de la vocal final, al igual que en italiano y rumano contemporáneos. Esto preserva y generaliza diferencias que se marcaron en los plurales nominativos de la primera y segunda declinación.

[editar]Los artículos romances

La influencia del lenguaje coloquial, que prestaba mucha importancia al elemento deíctico o señalador, originó un profuso empleo de los demostrativos. Aumentó muy significativamente el número de demostrativos que acompañaban al sustantivo, sobre todo haciendo referencia (anafórica) a un elemento nombrado antes. En este empleo anafórico, el valor demostrativo de ille (o de ipse, en algunas regiones) se fue desdibujando para aplicarse también a todo sustantivo que se refiriese a seres u objetos consabidos; de este modo surgió el artículo definido (el, la, los, las, lo) inexistente en latín clásico y presente en todas las lenguas romances. A su vez, el numeral unus, empleado con el valor indefinido de alguno, cierto, extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba entes no mencionados antes, cuya entrada en el discurso suponía la introducción de información nueva; con este nuevo empleo de unus surgió el artículo indefinido (un, una, unos, unas) que tampoco existía en latín clásico.
Los artículos determinados empezaron siendo pronombres o adjetivos demostrativos: compárense los adjetivos demostrativos latinos ille, illa, (illud), con los franceses le y la, los españoles el y la, los catalanes lo/el y la y los italianos lo/il y la. Los artículos portugueses o y a, provinieron de la misma fuente. Por último, el sardo también en este aspecto tuvo un desarrollo singular, formando su artículo a partir de ipsu(m), ipsa (su, sa). También aparecen formas derivadas de ipsu(m), ipsa en catalán medieval (es, sa), pero hoy en día sólo se mantienen en las Islas Baleares y muy residualmente en la Costa Brava. Cabe destacar que, mientras la mayoría de las lenguas romances sitúan el artículo antes del nombre, el rumano lo sitúa después, por ejemplo lupul ("el lobo") y omul("el hombre", de lupus ille y homo ille).