LATIN VULGAR


Latín vulgar o latín tardío (en latínsermo vulgaris) es un término genérico, empleado para referirse al conjunto de los dialectos vernáculos del latínvivo, hablados en las provincias del Imperio romano. La extinción como lengua viva del latín se asoció con la creciente diferenciación de estos dialectos, que condujo, hacia el siglo IX, a la formación de las lenguas romances tempranas.
Sin embargo conviene aclarar, desde el punto de vista de la lingüística moderna, que el latín vulgar como tal es una expresión basada en una hipótesis antigua y equivocada, que suponía la existencia de dos lenguas paralelas: un latín "puro" y uno vulgar; pero, verdaderamente, el latín vulgar era el latín mismo, un idioma vivo y en constante evolución, mientras que el latín clásico sólo se mantenía en la literatura y administración como el lenguaje escrito culto, para facilitar la comunicación entre las provincias romanas.1
La variante de latín hablado difiere notablemente del estilo literario del latín clásico en su pronunciación, vocabulario y gramática. Algunos rasgos del latín vulgar no aparecieron hasta la época tardía del Imperio romano, aunque parece que muchos rasgos del mismo son sorprendentemente tempranos. Otros, pueden incluso haber estado presentes mucho antes, al menos bajo la forma de latín "acriollado".2 3 4 La mayor parte de las definiciones de latín vulgarsuponen que es una lengua hablada antes que escrita, porque ciertas evidencias sugieren que el latín se dialectalizó o criollizó durante este período, y porque no hay pruebas de que alguien transcribiera el habla cotidiana de ninguno de sus hablantes. Quienes estudian latín vulgar deben hacerlo con métodos indirectos.
Lo que hoy se sabe del latín vulgar procede de tres fuentes. La primera es el método comparativo que puede reconstruir numerosos rasgos de las lenguas romances atestiguadas, y hacer notar aquello en lo que difieren del latín clásico. La segunda fuente son varios textos de gramáticas prescriptivasdel latín tardío que condenaban los errores lingüísticos de los hablantes de latín solían cometer, denuncias que ayudan a describir cómo se usaba la lengua. Finalmente, los solecismos y usos que no son clásicos encontrados a veces en textos de latín tardío también dan luz al habla de quien los escribió.